Lenguaje no verbal e interpretación: ¿qué hacemos cuando el tono dice más que las palabras?

Foto de Pavel Danilyuk (Pexels)

7 de febrero de 2025

En relación con la interpretación, hacemos mucho hincapié en la importancia de dominar varios idiomas, conocer la terminología y adaptarnos a los contextos culturales. Sin embargo, hay una cuestión fundamental que solemos por alto: el lenguaje no verbal. ¿Qué hacemos cuando el tono, la entonación y la expresión corporal transmiten más información que las propias palabras?

Como intérprete, me enfrento constantemente a este reto. Insisto muchas veces en que no solo traduzco palabras, sino que también transmito emociones, matices y hasta silencios cargados de significado. En conferencias, negociaciones o entrevistas, el auténtico mensaje muchas veces no está en lo que se dice, sino en cómo se dice. Por eso, es fundamental estar al tanto de qué se está diciendo sin palabras.

Por ejemplo, el tono de voz es una herramienta poderosa. Un mismo enunciado puede expresar entusiasmo, escepticismo o ironía dependiendo de la entonación. Si en una conferencia motivacional el orador enfatiza ciertas palabras con una voz enérgica y modulada, el intérprete debe hacer lo mismo para mantener la repercusión del mensaje. En cambio, si en una rueda de prensa un dirigente responde con un tono monótono o incluso desdeñoso a una pregunta comprometida, su falta de emoción puede ser tan reveladora como sus palabras; el intérprete debe reflejar esa indiferencia.

Por otro lado, la expresión facial y el lenguaje corporal también desempeñan un papel principal. En una negociación internacional, si un empresario cruza los brazos y evita el contacto visual mientras dice que está dispuesto a llegar a un acuerdo, su lenguaje corporal podría indicar lo contrario. Como intérpretes, no podemos limitarnos a las palabras, sino que debemos captar el contexto completo.

Imagina esta situación: un conocido entrenador de fútbol está dando una rueda de prensa tras perder una final importantísima para el equipo. Aunque sus palabras eran diplomáticas y agradecían el esfuerzo del equipo, su tono de voz monótono y su lenguaje corporal cerrado —brazos cruzados, mandíbula tensa— transmitían desmotivación y descontento. Como intérprete, resultó fundamental reflejar este estado de ánimo en su versión para que la audiencia no solo entendiera sus palabras, sino también la carga emocional detrás de ellas.

El reto no es solo captar estos elementos, sino también adaptarlos a la cultura del público. En una conferencia internacional, un gesto tan simple como hacer la señal de «OK» con los dedos puede ser ofensivo en Brasil o Turquía, mientras que en Estados Unidos se usa con frecuencia para indicar aprobación. Si la persona a cargo de la interpretación no conoce estas diferencias, el mensaje puede perderse o incluso generar confusión.

En alltime, somos muy conscientes que la interpretación va más allá de las palabras. Nuestra especialidad es captar la esencia del mensaje, incluidos su tono y matices, para que la comunicación sea auténtica y eficaz; al final, las palabras importan, pero la manera en que se dicen lo es todo.

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