Foto: Pixabay

7 de enero de 2025

Las luces de las calles se apagan, el roscón de Reyes se acaba y los villancicos dejan paso al sonido inconfundible de la alarma: el 7 de enero es sinónimo inconfundible de vuelta a la rutina (al menos en España). Tras unos días de descanso, retomar el trabajo puede resultar algo difícil, pero también es una gran oportunidad de volver a hacer lo que más me gusta: conectar mundos a través de la palabra.

En una profesión tan exigente como la nuestra, saber parar es fundamental. Por eso, esta Navidad dediqué tiempo a mi familia, disfruté de momentos de calma y dejé que la mente se relajara. Sin embargo, ahora llega el momento de afrontar de nuevo la adrenalina de las cabinas, los encargos y las agendas ajustadas. Y sí, al principio cuesta.

Recuperar la agilidad mental

Interpretar no es algo que se pueda hacer en piloto automático. Necesitamos que nuestra mente esté activa, entrenada y despierta. Después de la desconexión, noto que me cuesta arrancar. Para superar ese pequeño bache inicial, suelo retomar la rutina con ejercicios sencillos: escucho pódcast o discursos en los idiomas con los que trabajo mientras desayuno, hago algunas prácticas cortas de interpretación y, poco a poco, el engranaje vuelve a funcionar tan bien engrasado como siempre.

Organizarse para gestionar el estrés

Enero llega con esa sensación de comenzar de cero; es un mes que conlleva buenos propósitos, pero también presión. En mi caso, eso significa enfrentarme a una agenda que vuelve a llenarse rápido, eventos que requieren preparación técnica y clientes que esperan un resultado excelente. Aquí, la clave para mí está en la organización: hacer listas de tareas, priorizar lo realmente importante y, sobre todo, recordarme que no puedo hacerlo todo a la vez. También intento reservarme momentos para desconectar, aunque sea un paseo corto o una sesión de meditación, pues es más fácil pensar con la mente despejada.

Adaptarse a nuevos retos

Una de las cosas que más me gusta de mi trabajo es que cada encargo es distinto. El inicio de año trae consigo nuevos clientes, nuevas temáticas y, con ellas, la necesidad de documentarme y familiarizarme con terminología que puede resultarme ajena al principio. No siempre es fácil, pero es algo que me permite seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente. Cada encargo que acepto amplía mi bagaje y me ayuda a convertirme en una profesional más completa.

Redescubrir la pasión por interpretar

A pesar de los retos y las exigencias, volver a la rutina tras las navidades también tiene un lado muy positivo: me recuerda por qué elegí esta profesión. Me apasiona la adrenalina de interpretar en tiempo real y concentrarme al máximo en el mensaje que debo transmitir. Adoro facilitar la comunicación entre personas de distintas culturas y sentir que, de alguna manera, contribuyo a que el mundo se entienda un poco mejor.

Un nuevo año, nuevas metas

En alltime, entendemos la interpretación como un arte que va mucho más allá de «saber idiomas». Es una profesión que exige dedicación, formación continua y mucha pasión. Por eso, este nuevo año lo encaro con energía renovada y el firme propósito de seguir dando lo mejor de mí.

Volver a la rutina no siempre es fácil, pero también es una gran oportunidad para seguir creciendo, descubrir nuevos caminos y, sobre todo, redescubrir el placer de hacer lo que nos apasiona. Estoy lista para lo que venga. ¿Y tú?

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